Crítica

Crítica: Drive de Nicolas Winding Refn

Un sujeto solitario maneja a toda velocidad

Por Pablo Zamora

La escena inicial de Drive (2011) película dirigida por Nicolas Winding Refn nos presenta a un conductor del crimen (interpretado por Ryan Gosling), quien, entre los matices y luces de la ciudad nocturna de Los Ángeles, se abre paso entre la oscuridad para escapar de la policía. Mezclando magistralmente música de suspenso y tomas versátiles —entre ellas aéreas—, se crea una composición tensa donde podemos conocer parte del carácter del conductor y su código de trabajo.

Gosling interpreta de manera sensacional a esta figura que no por nada se ha convertido en uno de los personajes icónicos del actor, un hombre misterioso y callado en ocasiones, aterrador e imponente en otras, cuyo carisma y momentos en pantalla lo hacen congeniar con la audiencia, importando poco su naturaleza reprimida o su pasado. Además de su vida dentro del mundo ilegal, el hombre trabaja en un taller con su compañero Shannon (Bryan Cranston), y en ocasiones realiza stunts de riesgo que incluyen automóviles.

La vida de este personaje cambia drásticamente cuando comienza una relación con su vecina Irene (Carey Mulligan) y su hijo, personajes que llevarán al conductor a un mundo maravilloso que pocas veces ha visto. Sin embargo, tras el regreso del marido de Irene, quien aparentemente también está inmiscuido en el mundo de la ilegalidad, el conductor intercederá para proteger a sus amigos.

A diferencia de otras propuestas que abordan la conducción y el crimen como Baby Driver (2017), Drive no despliega escenas de acción y persecución en todo momento, cuando se muestran son intensas, sin embargo, la cinta opta por alejarse del glamour artificioso con el que generalmente se abordan los filmes que versan sobre los peligros del delito, y, por el contrario, presenta una historia introspectiva y oscura.

Una de las virtudes de la cinta se encuentra en su estética visual —elemento clave en la filmografía de Refn—, todo espectador se sentirá atrapado por su atmosfera y no querrá apartar la vista de la pantalla. El trabajo de iluminación y etalonaje digital cautivan incluso en las escenas más incomodas de ver.

La música es otro elemento importante dentro de la cinta, pues le imprime un sello característico e impulsa escenas que por sí mismas serían icónicas. Temas como Nightcall de Kavinsky, A Real Hero de College & Electric Youth y Under Your Spell de Desire, terminan de aderezar a una película que transmite el aura de la ciudad estadounidense.

«Probablemente esta película sea la mejor de toda la filmografía de Refn, en ella trabaja de manera armónica lo visual con lo dramático, a diferencia de sus siguientes proyectos donde prioriza exclusivamente la estética».

Los pocos diálogos en pantalla en conjunto con la narrativa visual ayudan a un desarrollo figurativo de los personajes, los encuadres adquieren un sentido simbólico al conjuntarlos con la puesta en escena. Probablemente esta película sea la mejor de toda la filmografía de Refn, en ella trabaja de manera armónica lo visual con lo dramático —la historia, aunque sea simple, es efectiva—, a diferencia de sus siguientes proyectos donde prioriza exclusivamente la estética.

A final de cuentas, Drive es una película que merece ser vista y disfrutada en una gran pantalla, su ritmo lento y contemplativo ayudan a que el espectador viva junto al protagonista todas las eventualidades que surgen en la historia. La cinta es considerada uno de los mejores trabajos de su director y se ha catalogado entre las favoritas de muchos cinéfilos. Basada en la novela homónima de James Sallis, Drive llega a la plataforma Mubi este 13 de febrero.

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