Por Isaac Piña
Siniestros muñequitos diseñados a partir de los oscuros cuerpos de castañas son el nexo entre un cruento caso de homicidio múltiple ocurrido en 1987 y el del asesinato de una joven madre sucedido en el presente. Para mayor intriga, todo parece estar relacionado con la desaparición de una niña de 12 años, hija de la política Rosa Hartung, ministra de Asuntos Sociales. Así comienza la serie danesa El caso Hartung (Kastanjemanden, 2021), basada en la novela homónima de Søren Sveistrup y que se añade a la ya bastante amplia colección de nordic noir que uno puede encontrar medio oculta en el catálogo de Netflix, dentro la zona poco llamativa del contenido para adultos.
Quizás se trate de una de las miniseries originales de Netflix que resultan más accesibles para los neófitos en este subgénero escandinavo, pues si bien la serie no escatima en escenas violentas y contenido perturbador, los productores evitan mostrar contenido realmente gore (a diferencia de otras producciones nuevas, como la genial serie islandesa Los asesinatos de Valhalla). En cambio, el director y creador de la serie, Mikkel Serup, concentra su enérgica puesta en cámara en explotar el aspecto puramente detectivesco de la historia.

Serup, entonces, se aboca a desenredar en paralelo tres misterios distintos con sus respectivas pistas falsas y sospechosos de pésimo talante, lo que contribuye a elevar la tensión previa a las electrizantes secuencias de persecución que enlazan de forma trepidante un capítulo con otro. Sin embargo, al preocuparse en crear mayor dinamismo el guion termina por resentirse hasta el punto en que las motivaciones iniciales de cada detective se desdibujan, y al final el interés del enfoque narrativo radica en simple y llanamente atrapar al asesino.
No obstante, los directores Serup y Kasper Barfoed aprovechan lo parco del guion para pulir el ritmo vertiginoso de la serie, la corta duración de seis capítulos les permite exprimir al máximo el thriller que encierra en sí la premura de resolver el caso. El suspenso y el trabajo de dirección se refuerza a través de motivos visuales propios de la parafernalia del cine de horror, tales como los inquietantes planos desde la perspectiva del asesino, la ominosa presencia del bosque que colinda con la ciudad y la densa partitura que anuncia los ataques del «Hombre castaña».

«Al preocuparse en crear mayor dinamismo el guion termina por resentirse hasta el punto en que las motivaciones iniciales de cada detective se desdibujan, y al final el interés del enfoque narrativo radica en simple y llanamente atrapar al asesino».
La actuación protagónica de Danica Curcic y Mikkel Følsgaard en el rol de los detectives Naia Thulin y Mark Hess redondea la labor de realización con una interpretación sólida; los actores imprimen idéntica intensidad tanto a los momentos introspectivos de la vida privada de sus personajes como a las minucias de la pesquisa policiaca con su tensa y extenuante caza del «monstruo». En estos trabajosos primeros días del año encontramos en El caso Hartung la receta ideal para un «maratoneo» exclusivo de adultos con apetito de un relato mórbido y emocionante que les permita jugar al detective danés. De igual manera funciona como la entrada perfecta al turbio pero cautivante mundo del noir escandinavo, que tanto en literatura como en televisión ha marcado el compás del thriller policíaco de los últimos años.