Crítica

Color Out of Space de Richard Stanley

Alucinaciones, Lovecraft y otras cosas más

por Axl Flores

Trasladar una obra literaria a la pantalla siempre involucra un proceso de reinterpretación, la simple reproducción de los acontecimientos narrados, por lo regular, nunca basta, lo literario vive en la palabras y en las alusiones que estas crean, la película vive en las imágenes y en lo que estas representan. La tarea es aún más complicada cuando se busca adaptar una obra que proviene de otro mundo, el de un autor que ha sabido aplicar las normas literarias a su propia realidad, ante tal reto, solo queda apelar al mundo de otro autor, eludir la vaga reproducción y concebir una obra que supere la referencia o el homenaje.

En Color Out of Space (2019) película dirigida por Richard Stanley y protagonizada por Nicolas Cage basada en el homónimo relato corto de H. P. Lovecraft, sucede un proceso similar, pues el mundo lovecraftiano se combina con el universo tan característico del realizador norteamericano. Si bien esta película no podría categorizarse como “terror clase b” como algunas obras primigenias de Stanley, hay varios momentos en los que lo visual y lo narrativo se vuelven completamente alucinantes.

La película narra la historia de la familia Gardner, quienes viven en una granja en el poblado de Arkham para continuar la recuperación de la madre que recientemente superó el cáncer, desde ahí se marca la primera diferencia de la película con la historia original, pues el relato de Lovecraft se sitúa en 1888 mientras que el de Stanley transcurre en la actualidad. Todo en la vida de Nathan, Theresa, Lavinia, Benny y Jack pasa con normalidad (entre ciertos problemas familiares) hasta la caída de un extraño meteorito, que deformará los conceptos de espacio y tiempo en el lugar.

La caída de este meteorito trae consigo una amenaza alienígena destructora, que no tiene un rostro como tal sino que se manifiesta a través del color, este suceso no solo incide en la línea argumental del film, también en la estética, la fotografía deja atrás el retrato de bosques y lagunas en todo su esplendor, para pintarlos de un tono entre rosado y púrpura emitido por las radiaciones provenientes del atacante, las mejores escenas del film se dan gracias a esa combinación de colores en medio de la noche y los bucles espacio temporales.

Un aspecto central es la relación que tiene la invasión alienígena con los espacios naturales, la radiación que llega en primera instancia a través del agua pronto modifica el lugar hasta crear árboles y plantas asesinas. Si bien en un momento tal dimensión podría evocar a una película tan reciente como Aniquilación (Annihilation, 2018) de Alex Garland, esta no busca explicar lo sucedido mediante ningún tipo de truco narrativo.

Quizá el mayor logro de la cinta sea la interpretación visual que hace Stanley del texto de Lovecraft, contrario a otras adaptaciones aquí no se busca profundizar o explicar la cosmovisión del escritor, sino solo aprovecharse de los monstruos y deformaciones, esta es la adaptación de Lovecraft que quizá menos en serio se toma sus relatos y sin embargo no se le puede culpar que falle. Se trata de transformar una literatura cultivada por el buen gusto al cine del peor mal gusto.

Finalmente, gracias a un exacerbado Nicolas Cage y una estética deudora de Carpenter y que incluso podría tener algo de los abigarrados colores del giallo de Argento, Color Out of Space resulta una buena apuesta para aquellos fans del terror de serie B y quizás una experiencia muy exasperante para cualquier amante de Lovecraft.  

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