El descubrimiento de la rebeldía
por Axl Flores
A primera vista hay dos aspectos importantes que resaltan en Ava (2017) ópera prima de la realizadora y guionista francesa Leá Mysius, en primer lugar el retrato íntimo de una joven de 13 años cuyo nombre da título a la cinta, que consecuencia de una enfermedad progresiva está a punto de perder la vista y en segundo, cómo esa condición se manifiesta en su relación con Juan, un joven mayor que ella con el que realiza una serie de fechorías (por el filtro juvenil de la cinta es apresurado decir que son crímenes) que los hacen huir de la policía.
La primera parte de la cinta se centra completamente en relatar la asimilación de la enfermedad de Ava. Antes del receso de verano el diagnóstico de un oftalmólogo le asegura que perderá la visión nocturna e inevitablemente la vista, ante tal hecho su madre le promete las mejores vacaciones que ha tenido, el propósito es claro, dar certeza a Ava que esta condición no arruinará su vida, sin embargo, ese viaje que podría parecer de despedida se convierte en uno de autodescubrimiento.

Pese a que la película sigue la lógica habitual del coming of age,el relato de Mysius es de gran sensibilidad porque el desarrollo y crecimiento de Ava a lo largo de la cinta es cauteloso como su misma personalidad, no hay un cambio repentino en su actuar, primero Ava debe confrontar lo que pasa dentro de su cuerpo. En ese sentido, es fundamental el debut actoral de Noée Abita, quien lleva de buena forma toda la carga emocional de la película al representar en todas sus contradicciones a una adolescente rebelde que aún no sabe lidiar con sus sentimientos, que tiene problemas para relacionarse con los demás, incluso con su propia madre quien la cuestiona por ser demasiado cruel con los que se encuentran a su alrededor; y que comienza a sentirse atraída por el sexo opuesto.
Ava es la historia de un despertar sensual y corporal, es precisamente ese punto el que hace tan peculiar la película de Mysius, si bien hay un temor por la enfermedad, “temo que cuando haya perdido consciencia de mi rostro me digan te pareces a tu madre” dice Ava; también se presenta como una nueva forma de conocer el cuerpo, de sentir desde otras perspectivas, como lo puede plantear el descubrimiento de la propia sexualidad. En un momento de la cinta Ava decide pasear con una venda en los ojos por las inmediaciones de su hogar para desarrollar sus demás sentidos, en esa misma línea, la joven desea tener un perro para que guíe sus pasos y decide robárselo a Juan, es interesante cómo Mysius se vale de ciertos toques de comedia para darle protagonismo al perro.

«Ava es una película que no ignora ni pretende ser condescendiente con la enfermedad de la protagonista, sino que se construye en torno a ella»
Atraída por Juan, Ava decide huir con él al no sentirse cómoda en el hogar familiar, en esa huida la protagonista desafía toda norma social y en una suerte de Bonnie y Clyde los dos adolescentes realizan una serie de atracos por las playas, sin embargo, la adopción de ese tipo de género no cambia el estilo de la cinta, todo se sigue presentando bajo ese filtro de descubrimiento juvenil.
El mayor logro de Mysius es que no busca llenar su relato de grandes acontecimientos, sino solo mostrar los miedos e inquietudes de la joven desde una manera íntima, finalmente Ava es una película que no ignora ni pretende ser condescendiente con la enfermedad de la protagonista, sino que se construye en torno a ella, mediante diarios en los que la joven narra como su campo de visión disminuye constantemente. Quizá los descubrimientos y decisiones de Ava no son tan pragmáticos o esenciales, pero le abren una visión nueva de la vida.
Ava puede verse en My French Film Festival