Creer en los ovnis
por Axl Flores
Al inicio de The Vast of Night (2019), ópera prima de Andrew Patterson, una televisión nos anuncia que la historia que estamos a punto de conocer pertenece a un programa televisivo titulado el Teatro de la Paradoja, un show que se dedica a presentar historias atrapadas en una frecuencia entre la lógica y el mito, es decir, historias de ciencia ficción. Antes de siquiera presentar a alguno de sus personajes, Patterson ya establece el juego que se presentará a lo largo de la película, lo que vemos en pantalla puede ser parte de una realidad o consecuencia del capítulo de una serie; una y otra vez la película alterna entre formatos, del 16:9 a color va al 4:3 en blanco y negro característico de la TV de los 50´s, una estética tan original como deudora de La dimensión desconocida.
Con esa referencia, la premisa de The Vast of Night no es nueva dentro de la ciencia ficción, de hecho, trabaja constantemente con el homenaje a una forma temática de concebir el género: en lo que pareciera ser una noche normal mientras todo el pueblo se entretiene con un partido de basquetbol colegial, los jóvenes Fay (operadora de teléfonos) y Everett (un disc jockey de un programa radiofónico), unos clásicos nerds, investigan una serie de interferencias en las frecuencias radioeléctricas que los llevan a descubrir la probable existencia de vida en el espacio.

Lo característico de la película es que pese al constante homenaje (resulta imposible no pensar en la narración radial de Welles de La guerra de los mundos) nunca llega al terreno de la imitación. La estética del film se compone en su mayoría de planos de larga duración, a veces travellings y en otras planos secuencia, hay un momento muy bello en el que la cámara marca el paso del tiempo en la acción de la película (supuestamente 10 minutos) con un plano secuencia que recorre todo el pueblo.
Patterson muestra una forma diferente de ver el género a través de su puesta en cámara, pero principalmente gracias a la forma en la que desarrolla su historia y es ahí donde se encuentra la verdadera propuesta de The Vast of Night, pues a través del programa radiofónico que conduce Everett se prioriza el relato oral sobre lo visual, incluso en varios momentos la pantalla va completamente a negros para solo escuchar lo que se dicen los personajes al aire. The Vast of Night no es tanto una película sobre aliens, sino sobre los relatos de su existencia.
En ese sentido, no es azaroso que la película se ubique en el Nuevo México de 1950 y es que los 50´s fueron un momento en el que creció grandemente el estudio de la ufología iniciado en 1947 con el caso Rosswell, cuando un granjero de ese estado aseguró que encontró restos de una nave espacial en su jardín, hecho que posteriormente fue desmentido fácilmente. Después de ese suceso miles de personas comenzaron a asegurar que habían sido testigos de avistamientos extraños por los cielos, que infundían la sospecha de extraterrestres, pero sobre todo de una invasión rusa.

«En The Vast of Night, no solo por el final que demuestra la existencia de vida en otros planetas, o porque sale en un momento álgido para la ufología… hay una razón para creer (una vez más) en los alcances (tanto estéticos como narrativos) de la ciencia ficción».
Ese tipo de sospechas también aparecen en The Vast of Night y durante gran parte de la película son las que dan sentido al film, es decir, en primera instancia solo parece una recopilación de teorías de conspiración sobre ovnis o conjeturas sobre la vida en el futuro que reflejan el sentimiento de abandono de un sector social destinado a no tener voz, las dos llamadas que recibe Everett a su programa y le dan explicación sobre el fenómeno son de un negro con una enfermedad en fase terminal y una anciana abandonada, personas cuyas afirmaciones podrían desmentirse rápidamente y que podrían categorizarse fácilmente como locas.
En esa misma categoría se desarrolla todo el estudio de la ufología, una rama que parece estar llena de charlatanes que, como repite Fay de los regaños de su madre, se dedican a decir mentiras para que la gente las crea, pero ¿acaso esa no es la misma situación en la que se encuentra la ciencia ficción entre los géneros mayores?, ¿la de ser una mentira para que la gente la crea?
En The Vast of Night, no solo por el final que demuestra la existencia de vida en otros planetas, o porque sale en un momento álgido para la ufología después de que el pentágono haya aceptado la existencia de los ovnis; hay una razón para creer (una vez más) en los alcances (tanto estéticos como narrativos) de la ciencia ficción.