por Bianca Ashanti y Axl Flores
Nota de la redacción: Esta es la entrega número uno de la correspondencia entre dos de nuestros colaboradores a partir de las películas presentadas en el Festival de Cine de Los Cabos 9.
Viernes 13 de noviembre de 2020
Querida, Ashanti.
En el tiempo que llevo escribiendo cartas, sin duda lo que más me ha costado es el cómo empezar. En este momento son las tres de la tarde del viernes 13 de noviembre y todo a mi alrededor luce calmo y en esta tranquilidad de viernes de cuarentena —el confinamiento vino a redefinir los viernes, creo—, te pregunto ¿cómo has llevado esto de los festivales en línea?, es decir, ¿cómo has logrado congeniar la rutina doméstica/laboral con el ver películas?
Yo, por ejemplo, he establecido horarios diferentes para cada uno, porque aunque se parezcan en eso de ser en línea, todos son muy diferentes. En el caso del Festival de Cine de Los Cabos he empezado a ver las películas hasta altas horas de la noche, me gusta mucho eso de rentar las películas y tener casi 48 horas para verlas, así puedo dedicar mis días a llenar solicitudes de empleo y redactar decenas de correos a las autoridades de mi Facultad para ver cómo va mi proceso de titulación, ambas actividades en la mayoría de los casos no reciben respuesta.
Como sería un gran desperdicio, y una gran falta de respeto a tu lectura, solo preguntarte qué películas has visto, te comentaré sobre las que he podido ver, que son casi todas las que ha liberado el festival hasta inicios del día de hoy, a excepción de Cosas que no hacemos.
La madrugada del lunes comencé con la película Madeline´s Madeline de Josephine Decker, que se encuentra en la plataforma Mubi y que en alianza con el festival está ofreciendo un mes gratis para poder verla. Posteriormente, ya en fechas de la programación, pude ver tres de las cuatro películas que conforman el Spotlight a esta directora: Me the Terrible, Butter on the latch y Thou wast mild and lovely.
La impresión que me llevo del trabajo de Decker es que, en primera, es indisociable del de Ashley Connor, directora de fotografía en casi todas su películas a excepción de Shirley, ausencia que es interesante porque esa película es algo diferente de lo que se ve en sus primeras realizaciones. En segunda, que es un cine que se podría clasificar como desordenado —hasta desorientado—, en el que hay un gran cuidado por el aspecto formal que disminuye la atención por la narración, en momentos parece que van por lados diferentes, eso no es algo malo en sí, de hecho, me interesa mucho la construcción de una estética desapegada a las estructuras narrativas, el problema es que su cine aún tiende mucho a utilizarlas, sobre todo en sus finales o en sus resoluciones temáticas —más por ejemplo en películas como Butter on the latch y Madeline´s Madeline—.
Me explico, el inicio de Thou wast mild and lovely es fascinante: una combinación de imágenes y sonidos de los alrededores de una granja editados con un gran sentido de lo extraño. Decker y Connor filman ese espacio sabiendo que en teoría es un mundo reinado por hombres —aunque el final da una violenta vuelta de tuerca a eso—, nueve minutos tardan para mostrar de frente el rostro de la protagonista Sarah—una escena en la que cepilla con delicadeza a un caballo—; pero después todo se pierde en una trama que busca crear incomodidad para profundizar muy artificialmente en la psicología de sus personajes, que es también una de las constantes de su filmografía. Aquí, en la de Akin, un hombre que se muda a la granja de Sarah y Jeremiah en una suerte de retiro espiritual que termina mal por los impulsos autodestructores masculinos, pero en Madeline´s Madeline, en la de una joven con problemas emocionales que ante la fallida relación con su madre busca refugio en su maestra de teatro experimental, quien solo quiere sacer provecho de la condición de la joven para su próximo proyecto artístico.


Eso también aparece en Shirley cuando hace convivir a dos parejas extrañas en la misma casa, pero ahí Decker aprovecha muy bien todo el imaginario literario de Shirley Jackson para esa unión entre su propuesta estética y la narración. Algo así sucede en el cortometraje Me the terrible en el que la imaginación infantil ayuda a ese cometido, un lugar tan imposible como Manhattan es apropiado por una niña vestida de pirata junto a su osito de peluche. Sin duda, mi favorito de este pequeño foco.
Una de las cosas más importantes del festival es, creo yo, que permite ver los discursos de directores indies del panorama estadounidense en su contexto, situación que hace más original a una película como Kajillionaire de Miranda July. No soy muy fan de la carrera de July como cineasta —aunque el gato de El futuro es uno de los personajes felinos que más recuerdo—, de hecho me interesa mucho más como escritora y creo que esta película tiene varios de los temas presentes en su novela El primer hombre malo, como el interés por la maternidad —al final, interesarse por ella, ya sea por azar, cambia la vida de la protagonista— y la química que hay entre una pareja tan diferente como Old Dolio y Melanie.
El tono de la película puede sentirse algo excéntrico, pero este trío de delincuentes llama a reflexionar sobre la invisibilidad de varios sectores en la sociedad estadounidense.
Ashanti, te ofrezco una gran disculpa porque me he alargado más de lo que quería, pero no puedo terminar sin preguntar qué te pareció 76 Days. En un principio me llamó la atención como un documento histórico, sobre cómo un problema regional se transformó en mundial y me hizo pensar que cuando realizaban este documental, los directores quizás sentían que lo registrado no se vería en ningún otro lado y hoy esas imágenes las vemos en redes sociales y muy cercanas a nosotros. Sin embargo, también hay algo raro que solo pude ver gracias a Lina y Pablo: ese tono casi propagandístico en ese estética tan cuidada en medio del caos. No sé cómo nos relacionaremos con las imágenes de 76 Days en un futuro, por eso prefiero parar de escribir y esperar tu respuesta.
Te envío un gran abrazo y un agradecimiento por aceptar escribir de esta forma. Espero no haya sido tediosa la lectura.
Atte: Tu amigo y colega, Axl.

Domingo 15 de noviembre, 2020
Axl:
¡Qué bien se siente recibir cartas durante esta cuarentena! La soledad del encierro se apacigua con las películas, pero siempre hace falta compartir nuestras impresiones y sentires de forma colectiva; es por ello que te agradezco hayas sugerido iniciar esta correspondencia.
Sin más preámbulo intentaré responder a tu primera pregunta. La verdad no ha sido nada sencillo, el trabajo en casa nunca termina, pero he intentado acomodar mis tiempos para alcanzar los visionados aunque sea de madrugada. No me ha salido bien del todo, por ejemplo, el otro día me quedé a la mitad de One Night in Miami cuando mi renta expiró; además, no logré ver Me the Terrible o Butter on the Latch, así que me costará un poco más entender los elementos estéticos-narrativos que analizas en torno al trabajo de Decker. Sin embargo, Thou Wast Mild and Lovely me ha parecido realmente interesante. Tal como lo sugieres hay algo en el cuidado de la técnica muy particular, aunque el tratamiento psicológico de sus personajes puede parecer superficial por el poco desarrollo que tienen, creo que escapa de las convenciones técnicas que siempre son utilizadas para construir este tipo de historias de suspenso y problemas mentales. Por ejemplo, ¿no te han fascinado todas las tomas subjetivas que realiza Ashley Connor?
Sobre el resto de su filmografía no puedo hablar demasiado, pero intentaré conseguirlas, me interesa conocer más sobre la disociación entre su propuesta estética y narrativa. Por otro lado, Kajillionaire me resultó una gran elección para inaugurar el festival. Pese a las críticas que he leído en torno a cine de July, pienso que esta cinta es mucho más profunda que las anteriores en cuanto a su desarrollo histriónico y su evolución discursiva. Esto me hace pensar que la cineasta tiene un genuino interés por no estancarse dentro de la estética pop del cine independiente norteamericano. O quizá sólo sea que estoy siendo demasiado permisiva por todas las fibras sensibles que tocó en mí. Me interesan mucho los filmes que reestructuran los ideales moralinos en torno a la consanguineidad.


Retomando este último punto voy a aprovechar para hablarte sobre una de mis favoritas hasta ahora (y seguramente una de las tuyas también): Wolfwalkers. Si bien es cierto que el cine de animación hace mucho tiempo viene demostrando el impacto y la profundidad de sus historias, que en muchas ocasiones incluso llegan a ser poco recomendadas para públicos infantiles (pienso un poco en el caso de Ana y Bruno), creo que esta película dirigida por Tomm Moore y Ross Stewart es indispensable para todo público. Para comenzar, el tipo de animación en donde los bocetos casi siempre son visibles me ha parecido maravilloso; la construcción de la naturaleza a partir de la imperfección y de la explotación de formas orgánicas hace imposible que dejes de mirar la pantalla, al igual que los lobos con el canto de las wolfwalkers, yo he quedado hipnotizada con la forma tan sutil de construir una confrontación plástica tan armónica. Además, la carga de simbolismos en el conflicto principal de la historia (una sobreexplotación de la naturaleza representada a partir de la dicotomía ciudad/bosque), hace que el mensaje sea contundente y fácil de asimilar. Aquí me gustaría rescatar algo que escribió Karina en un texto que compartimos y que define a la perfección la importancia de este largometraje animado: “ante la idea de la competencia con el otro, la amistad subvierte toda jerarquía».
Ahora mismo voy cayendo en cuenta de ciertos patrones dentro de la curaduría, te pido una disculpa si en ocasiones analizo de más este tipo de cuestiones. Mi mente funciona a partir de las similitudes que encuentro en todos lados. En este caso me refiero a Never Rarely Sometimes Always, que también desarrolla la idea de la amistad entre mujeres como trinchera para la supervivencia. Además, Eliza Hittman hace algo asombroso en este filme, nos convierte a nosotros en acompañantes de Autumn durante su proceso de aborto. Hace no mucho surgió un hilo en twitter sobre cuántos largometrajes abordaban explícitamente este tipo de cuestiones, de entre todos los que recuerdo, esta película me resulta la más sensible. En ella somos acompañantes, pero también somos testigos, no se nos da más información de la necesaria porque no la necesitamos, porque al final de cuentas lo único importante es, que tal como ella misma lo anuncia, Autumn no está preparada para ser madre. Y ahí se termina cualquier posible discusión.
Y bueno, podría continuar y continuar divagando en torno a lo que sentí, pero me gustaría saber tus impresiones. Por lo pronto te puedo decir que he quedado maravillada con el festival, además de ser la primera vez que puedo “asistir”. Debo admitir que esta virtualidad de la que tanto me quejo me ha permitido dialogar con el cine de forma mucho más profunda. Algo que ya hablábamos en nuestro divertido podcast de hace algunos días.
Me despido por ahora, no sin antes recordarte que la administración de FES Aragón es terrible ¡jaja! Mucha paciencia y mucha perseverancia mi querido Axl.
¡Abrazo fuerte!
A.
