Por Redacción
En el inicio de Salón México (Emilio Fernández, 1949) se observa el desarrollo de un concurso de danzón, Mercedes, la protagonista, le dice a Paco que, de ganar, ella se quedará el dinero. Él solo parece ignorarla. Después del triunfo de la pareja, Paco poco hará por Mercedes y para ella solo quedará un camino abierto, robarle a Paco el dinero.
En la película Danzón (María Novaro, 1991), Julia Solórzano, una habitual bailarina de danzón, abandona su trabajo en la Ciudad de México y cruza media República Mexicana para encontrar a su pareja de baile, quien ha huido a Veracruz porque lo han acusado de un crimen que no ha cometido. Ella no logra encontrarlo en la Ciudad del puerto, pero después en medio de la magia de un salón tiene una nueva oportunidad para bailar con él. El danzón, de cierta forma, representa para las dos mujeres un momento de relajación, pero también de esperanza.
Son situaciones como esas las que rescatamos en nuestro más reciente episodio en colaboración con la Revista Danzoneros, en él, nuestro editor web comenta junto a Mariana Abigaíl Solano y el Doctor Rafael Figueroa la importancia del danzón en el cine mexicano y su forma de acompañar el retrato de las noches de la Ciudad de México o el calor del puerto de Veracruz.
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