Crítica

Crítica: Fauna de Nicolás Pereda

Crítica de la película «Fauna» de Nicolás Pereda.

Los medios se han vuelto un arma de moda

Por Moisés Alvarado

Fauna (2020), dirigida, escrita y producida por el director Nicolás Pereda (¿Dónde están sus historias?, 2007; Los mejores temas, 2012; Historias de dos que soñaron, 2016) nos presenta una comedia crítica sobre la influencia de la violencia presente en los medios de comunicación y su efecto en los espectadores. ¿Qué se considera violento en estos días? Nicolás Pereda por medio de Fauna nos presenta esta pregunta en forma de un rompecabezas. Desde el principio de la película se muestra un ambiente de tensión entre los personajes, que se complementa con las cámaras fijas que casi se sienten como si se nos obligará a estar ahí, a percibir esta incomodidad donde no podemos escapar de las situaciones.

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Este tipo de tomas fijas, tan simples como pueden llegar a concebirse, acompañadas del silencio comienzan a tejer un metaverso durante la primera parte del filme. Un preámbulo que nos lleva a una distorsión entre la realidad de la narrativa y una historia generada por los mismos personajes quienes sencillos, naturales y casi comunes convergen en un espacio donde las desapariciones, las series de narcos y las novelas violentas se han vuelto el pan de cada día.

Paco, hostigado por su suegro y Gabino se ve obligado a actuar como un personaje de la serie Narcos. Luisa, junto con su madre representan una escena de Sonata de Otoño (Höstsonaten, 1978), que combinando enfoques y un diálogo intenso denota la importancia del rol materno en esta guerra. Mientras que Gabino comienza a generar un mundo a partir de las vivencias del personaje de un libro de bolsillo.

Y es ahí donde el cambio de la realidad comienza. La narrativa cambia drásticamente, la cinta deja de poner a los personajes como actores y comienza a desarrollarse un drama lleno de misterio. Esta transición traslada tanto a las locaciones como a los protagonistas a un universo parecido a una serie convencional de narcos, sin dejar de lado la violencia contenida que se viene arrastrando desde el primer relato de la película.

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El recurso anteriormente usado de una cámara fija cambia su intención completamente, en un principio la iluminación y paleta de colores es utilizada sin filtros, para dar una imagen que prioriza el diálogo y a través de él se comprende la personalidad de cada uno de los personajes. Por otra parte, en la segunda mitad, el uso de la cámara se encarga de demostrar el drama. El movimiento que no vimos durante los primeros minutos es compensado, se siente una interacción más vívida.

«Las intenciones de Pereda reflejan una mirada casi onírica de la situación actual que los medios han impuesto en el espectador».

La interpretación de los actores, como si se tratase de dobles agentes, da una profundidad extra, puesto que, al asumirse como nuevos personajes, se comprende un todo que ya no se limita solamente a ellos, sino que es un cambio integral que afecta su entorno. Es claro, que las intenciones de Pereda reflejan una mirada casi onírica de la situación actual que los medios han impuesto en el espectador y cómo, en el papel de consumidores de toda esta cantidad de violencia, hemos pasado de concebir la imagen del narco de un grave problema social a considerarlos los nuevos héroes mexicanos.

Paralelamente, como espectadores, nos pone en un punto de no retorno, al no plantear la utópica e hipócrita eliminación de estos contenidos, que incluye tanto al fan de las narcoseries como al documentalista que intenta reflejar quién es el culpable de este cáncer social a partir de su ojo crítico.


Fauna de Nicolás Pereda se presenta como parte de FICUNAM 11 en la sección Atlas.

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