Crítica

Crítica: Lux Æterna de Gaspar Noé

«Lux Aeterna» de Gaspar Noé llega a salas de cine de México este 11 de junio, de la mano de la distribuidora Cine Caníbal.

Las luces de la monstruosidad

Por Pablo Zamora

Pensada originalmente como un cortometraje, Lux Æterna (2019) de Gaspar Noé, explora el mundo de la cinematografía a través de un ensayo del rodaje de una película con tintes de metacine. El filme nos presenta a los personajes de Charlotte Gainsbourg y Beatrice Dalle, dos actrices que platican sobre anécdotas de grabaciones a la espera de que se reanude la filmación en la que se encuentran, de la cual Dalle es directora, pero la caótica organización, los problemas técnicos y el estrés que empieza a vislumbrar Dalle, sumergen el rodaje en una bomba a punto de estallar.

En varios momentos de Lux Æterna hay demasiados elementos frente a nuestros ojos, en ocasiones la pantalla se divide para mostrarnos dos o incluso tres escenas simultáneas, como ya es costumbre en el estilo de su director. También existen diálogos que ocurren al mismo tiempo y cada espectador tendrá una experiencia distinta mediante lo que logre captar, sin embargo, entre la mayoría perdurará el sentimiento de angustia e impotencia presente en el rodaje que se muestra.

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Las luces estroboscópicas son otro elemento que acompaña a esta película, rumbo al desenlace adquieren una importancia singular y llegan a presentarse durante un largo periodo de tiempo. Este aspecto podría llegar a molestar o a incomodar a las personas más sensibles a los cambios intermitentes de luz.

«La película, en su mayor parte, hace un discurso sobre la transformación de cineastas a monstruos, aquellos que convierten un rodaje en una dictadura, anteponiendo un buen resultado sobre las necesidades y comodidades de todos aquellos que participan en la grabación».

La película puede llevarse a diferentes interpretaciones al existir tantos elementos en pantalla. Estamos frente a una película compleja, aunque no necesariamente todos los componentes forman parte de un engranaje perfecto. El fuego y el tema alrededor de las brujas y las hogueras, indudablemente nos conducen a la religión, sin embargo, la película, en su mayor parte, hace un discurso sobre la transformación de cineastas a monstruos, aquellos que convierten un rodaje en una dictadura, anteponiendo un buen resultado sobre las necesidades y comodidades de todos aquellos que participan en la grabación. Asimismo, es una crítica a la industria, pues Noé postula que en este medio no hay inocentes, desde productores a nosotros como público, todos somos cómplices de lo que vemos en pantalla.

La nueva cinta de Gaspar Noé podría catalogarse como experimental, cuenta con algunos elementos interesantes que, a lo largo de sus 56 minutos de duración la acompañan a buen puerto, sin embargo, podría resultar en algo escueto para algunas personas. Lux Æterna es distribuida por Cine Caníbal y podrá encontrarse en salas nacionales a partir del 11 de junio.

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