Crítica

Crítica | Twin Peaks: fuego camina conmigo de David Lynch

Crítica de «Twin Peaks: Fire Walk with Me» de David Lynch | Como parte de nuestra convocatoria de octubre 2021 presentamos este texto que reflexiona sobre una de las películas más misteriosas de David Lynch.

Sobre un horror conocido

Por César Mariano

El fenómeno del que Twin Peaks se ha vuelto parte desde su estreno como serie en 1990 no es menos que emblemático. La creación de Mark Frost y David Lynch sobre un pueblo ficticio del noreste de Washington que enfrenta la inesperada muerte de la joven reina del baile Laura Palmer (Sheryl Lee) y la posterior investigación a manos del carismático y siempre bien intencionado agente del FBI Dale Cooper (Kyle MacLachlan) devela poco a poco un misterio que parece ir más allá del simple descubrimiento del asesino. 

La serie original, que en su primera temporada alcanzó inesperadamente el estatus de hito y que para la segunda fracasó al adaptarse a un formato más convencional —lo que provocó desinterés en el público y su posterior cancelación—, aborda los estragos que la pérdida de Palmer significa para el pequeño poblado, al mismo tiempo que devela —similar a lo que sucede en la pacífica Lumberton de Blue Velvet (1986)— la podredumbre escondida dentro de su sociedad. 

Lo que hacía tan interesante a Twin Peaks era cómo ese submundo que se iba mostrando era parte de fuerzas esquivas y contradictorias que se negaban a dar respuestas, generando en el proceso más dudas sobre un misterio que parecía extenderse entre personas y lugares insólitos. Pero para la segunda temporada, los productores, temerosos de cansar a la audiencia, obligaron a Frost y Lynch a develar la identidad del asesino —cosa que al autor de Erasedhead (1977) no agradó, pues en sus planes estaba, como es típico de su filmografía, dejar esa incógnita irresuelta para siempre— por lo que, cuando la serie terminó y Lynch tuvo la oportunidad de hacer Twin Peaks: fuego camino conmigo (Twin Peaks: Fire Walk with Me, 1992), película que se centraría en la última semana de vida de Laura Palmer y serviría como precuela y epílogo de la saga al mismo tiempo, parecía no haber nada nuevo qué contar. 

Fotograma de la película "Twin Peaks: fuego camina conmigo" de David Lynch.

Pero es quizá Twin Peaks: Fire Walk with Me la columna vertebral de lo que Twin Peaks representa, a saber, el relato de un horror conocido, pero de manera simultánea, distante e impenetrable. La película empieza con la investigación del agente del FBI Chet Desmond (Chris Isaak) sobre la muerte de Teresa Banks (Pamela Gilded) en el condado de Deer Meadow. Después de enfrentar a las hostiles autoridades del pueblo y examinar el cadáver, Desmond, sin explicación alguna, desaparece. Ante ello, Cooper es enviado para seguir el caso que, un año después, será vinculado al de Palmer.

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Hasta ese momento, nuestra protagonista es un retrato hecho a voces, todo lo que sabemos de ella, de su vida y el enigma de su muerte nos ha sido contado por otros, un relato hecho de impresiones ajenas que, para el momento en que la vemos por primera vez en pantalla, con su rostro dulce e ingenuo, Laura Palmer —a la que una portentosa Sheryl Lee interpreta con algo que, a falta de palabras mejores, podríamos llamar virtud y piedad en toda la vastedad de contradicciones que el personaje encarna— es ya para nosotros un mito, nuestra imagen de ella ha sido viciada. Y es por eso que, cuando los últimos días de su vida se van reconstruyendo ante nuestros ojos, su destino, más que trágico, se vuelve terrorífico.

Hablar propiamente de horror al abordar una película como Fire Walk with Me puede, en una primera instancia, parecer una descripción ingenua o precipitada porque desde el inicio la película entraña un aura de extrañeza que, muchas veces, más que generar intriga o suspenso —propios del género para, después, sorprender violentamente al espectador— da más bien la impresión de una estulticia que Lynch deja pasar ya sea por incapacidad de narrar de mejor manera la historia o por un puro capricho. Pero una vez que entramos de lleno a los tormentos de Palmer, sus relaciones personales, sus vicios, su activa vida sexual y el perpetuo acoso que sufre por parte de Bob —algo así como una especie de entidad sobrenatural perversa que desde temprana edad abusa de ella— es que dimensionamos a cabalidad su desgracia como el pavor de lo inevitable.

Fotograma de la película "Twin Peaks: fuego camina conmigo" de David Lynch.

«A Lynch le interesa el horror pero como estructura metafísica, de ahí lugares como el Blacklodge o The red room, que materializan —o tratan de hacerlo— un mal de orígenes primigenio que, quienes lo descubren, pelean en contra o se entregan ante él».

La cinta, entonces, conforma un cuadro en el que no solo se extiende el trauma de Palmer –y que augura en realidad el que pronto sufrirá todo el pueblo–, si no se evidencia la imposibilidad que existe para lidiar con él, la dolorosa lucha interna contra las fuerzas que la habitan, quiebran y paralizan. En ese sentido, a Lynch le interesa el horror, pero como estructura metafísica, de ahí lugares como el Blacklodge o The red room, que materializan —o tratan de hacerlo— un mal de orígenes primigenio que, quienes lo descubren, pelean en contra o se entregan ante él.

Personalmente, lo que encuentro tan perturbador de Fire Walk with Me es esa revelación que, como espectador, uno va teniendo de la vida oculta de Laura, porque, es innegable, hay en cada uno de sus actos un anhelo de salvación que, sabemos, nunca ha de llegar. Ella misma lo confiesa en un diálogo que tiene con su mejor amiga Donna Hayward (en la serie interpretada por Lara Flyn Boyle, pero aquí sustituida por Moira Kelly), ante la pregunta de que si cayera del espacio creería que en algún momento se detendría o solo iría cada vez más rápido, ella contesta, sin vacilar, que lo que sucedería sería lo segundo y que, por un largo rato no sentiría nada, pero después ardería en llamas, para siempre —como si desde entonces ya intuyera su condena— y los ángeles no podrían salvarla, porque estarían muy lejos. Es en estas palabras que se condensa su desamparo, la consciencia de un mundo hostil que presencia la corrupción de la bondad e inocencia y que, en la apariencia del amor, oculta el rostro de un terror atávico que prosigue su marcha sempiterna hacia el olvido o la destrucción, pero que, en el camino, diezma a los individuos sin que haya potencia humana capaz de detenerlo.

Twin Peaks: Fire Walk with Me está disponible desde el 2 de noviembre en MUBI, como parte del ciclo David Lynch un genio surrealista.


Este texto forma parte de nuestra convocatoria “Escribe sobre tu película de terror favorita” publicada en octubre de 2021.

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