La sordera autoinducida
Por Gerardo Senna
Los ojos del mundo han volteado a ver y señalar a La familia Bélier (La famille Bélier, 2014), largometraje dirigido por Éric Lartigau, luego de que su remake estadounidense CODA (2021) ganara los premios Óscar a Mejor actor de reparto, Mejor guion adaptado y Mejor película. Una gran y aletargada sombra oscureció el tenue y modesto triunfo de la película dirigida por Sian Heder, tanto críticos como audiencia no dieron crédito a que una simple e insípida adaptación figurara en la ceremonia de los Óscar y que, en su momento, la realización de Lartigau haya pasado sin pena ni gloria en la «prestigiosa» premiación.
La cinta del director parisino está algo lejos de formar parte de una lista a lo mejor de su año. Su premisa es efectiva por lo sencilla que es: una niña que entra a la adolescencia se da cuenta de que quiere cantar profesionalmente, sin embargo, el apego a sus padres y hermano (quienes son sordos) le impide ir en busca de su ambicioso objetivo. Ventajosamente, Lartigau nos presenta un escenario sensiblero para poder sacudir a la audiencia y que su película pueda ser relevante. De hecho, los personajes están trabajados sobre el mismo eje y lo poco ofrecido por los guionistas dificulta que estemos en presencia de un filme más hondo y complejo.

Las limitantes físicas en cualquier ser humano no son un tema menor. Muchas de las personas que tienen mermadas sus vidas en relación con cierta condición son señaladas, rechazadas e invisibilizadas, pero La familia Bélier no parece interesarse tanto en esa situación, lo más que llegamos a ver son un par de insultos hacia el jefe de familia o la «simpática» incomunicación entre una compradora y la madre de la protagonista, todo a través del filtro de la comedia. La explotación del sentimentalismo llega a tal punto que la cinematografía de Romain Winding no parece abonar nada. Los planos de la cámara, así como sus movimientos, se sienten genéricos y estériles. No existe una intención por mostrar algo distinto o que contraste de manera complementaria con la narrativa en pantalla.
A favor están las actuaciones de los veteranos Karin Viard, François Damiens y, por supuesto, de la entonces debutante Louane Emera. Aunque poco pueden hacer los histriones con personajes que no tienen un perfil tridimensional y cuyo desenvolvimiento se va en reír, enojarse, llorar y manotear hilarantemente. La familia Bélier (2014) es una cinta con una minúscula reminiscencia a Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000), película en la que el protagonista también se ve impedido por su propia familia en aras de alcanzar su sueño.
Sin embargo, en el caso de la película de Daldry el mensaje relativo a la apertura e inclusión logra eficazmente su cometido sin sermonear, denunciando claramente el machismo, los estereotipos masculinos y los roles de género. Por otro lado, en la cinta de origen francés los señalamientos referentes a la empatía o la inclusión, no solo de una persona con una discapacidad, sino de cualquier ser humano, no están claros del todo.

«La explotación del sentimentalismo llega a tal punto que la cinematografía de Romain Winding no parece abonar nada. Los planos de la cámara, así como sus movimientos, se sienten genéricos y estériles».
Curiosamente, si prestamos mayor atención, la moraleja la cargan los padres, quienes tienen una sordera simbólica —más allá de la «real»— en la que se niegan a ceder ante los deseos de su hija. Asimismo, la chica también se rehúsa a atender los temores —fundados o infundados— de su familia. En cambio, su profesor, pese a que no tiene un lazo consanguíneo o fraternal con la joven, parece oír con más atención a su estudiante. En resumen, nadie quiere escuchar a nadie. De eso es lo que nos habla La familia Bélier.
Finalmente, en cuestiones que no le atañen a este largometraje, el hecho de que CODA se llevara el galardón de «Mejor película» obedece más a los asuntos de integración social que se le exigen hoy en día a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas que a una verdadera premiación al mejor cine, porque en realidad ni siquiera La Famille Bélier se encuentra en un nivel superlativo, su estilo está más en consonancia con una producción dominical para T.V.
La condecoración de CODA recuerda mucho a los recientes casos de Moonlight (Barry Jenkins, 2016), Green Book (Peter Farrelly, 2018) y Nomadland (Chloé Zhao, 2020). Películas que hablaban de sectores vulnerables de la sociedad.
La familia Bélier está disponible en las plataformas Apple TV, Google Play Películas y YouTube.