Columnas

Las animadas del Ariel 2022

En esta columna se presenta una reflexión sobre el cine animado nominado al Ariel 2022.

El reino de la oscuridad

Por Samuel Lagunas

Todavía los huevos

Primero, un obituario. Desde hace varios años el largometraje animado en México se encuentra en un estado de postración. Con una producción dominada por Huevocartoon y Ánima, la lista de películas que llegan a las carteleras difícilmente logra salir del estereotipo y del lugar común en la creación de sus personajes y sus tramas, o en su caso del albur y del juego de palabras simplón para hacer reír al público infantil al que, todavía, parecen dirigirse.

Para los Premios Ariel 2022 la categoría de largometraje animado hubiera quedado mejor vacía. Sin embargo, aparece únicamente el más reciente estreno de Huevocartoon, que lleva el título fácil de Un rescate de huevitos (Gabriel y Rodolfo Riva Palacio Alatriste, 2021). Ahora la cuarta aventura de Toto es un desafío a su paternidad, ya que sus dos huevitos son secuestrados por una malvada red de cocineros. Lo predecible de la premisa da un vuelco extraño cuando los personajes son arrojados a la selva africana y de pronto las secuencias parecen ser una mera adaptación, casi plagio, de la popular franquicia de Dreamworks Madagascar (Eric Darnell y Tom McGrath, 2005, 2008, 2012).

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No hay que menospreciar los avances técnicos de la empresa mexicana. El diseño de los personajes humanos alcanza una calidad muy equiparable a lo que hace hoy Illumination en la saga de Mi villano favorito. De forma complementaria, tanto huevos como animales poseen en esta nueva película una plasticidad ausente en las cintas previas. Los lastres, sin embargo, siguen pesando más: una trama redundante, llena de situaciones de una comicidad burda y con los vicios propios de la industria (por ahí hay todavía varios chistes racistas y clasistas, especialmente). Además, los valores que comunica siguen siendo tradicionales: Toto es un padre torpe, inseguro e ineficiente que necesita poner a prueba su masculinidad en un camino que lo lleva al otro lado del mundo para demostrar su coraje y su destreza. Quizá lo más llamativo sea la inclusión de la madre en el viaje intercontinental, aunque su carácter siga siendo miedoso y apocado.

Fotograma de la película "Un rescate de huevitos".
Un rescate de huevitos (2021)

Un rescate de huevitos alcanza únicamente para mantener viva una saga que ha asegurado una entrega más, pero que sigue sin demostrar interés en abandonar la comodidad del nido en el que nació. No es una mala película, desde luego, es —lo que es peor— una película mediana y mediocre que tan pronto como se termina de ver empieza a olvidarse.

Figura y perversión

Segundo, una advertencia. La lista de cortometrajes animados nominados al Ariel es un catálogo de pesadumbres. No recuerdo unas nominaciones más oscuras; por allí siempre aparecía algún título «infantil» o propositivo que coloreaba la selección. Este año no sucede así, cada una de las cintas indaga, a su manera, en un rincón de la maldad humana y del perverso funcionamiento de las instituciones. Los mundos ingenuos, los personajes atolondrados y bienintencionados del largometraje animado existen cada vez menos en el cortometraje. Y qué bueno. No obstante, el privilegiar la referencialidad y la denuncia, sigue dejando fuera de la vista del público mayoritario los trabajos más experimentales y menos narrativos. Es como si la animación fuera legítima y celebrable únicamente por sus vínculos con lo real.

Tío (2021) de Juan José Medina es el cortometraje más ficticio, en tanto no presenta personajes o escenarios claramente identificables. Al igual que en su realización anterior Jaulas/Cages (2009), Medina explora los mundos perdidos y mágicos que se gestan en paisajes áridos y agrestes. En Tío estamos en una mina y acompañamos a un personaje adolescente que muestra renuencia y desdén por el trabajo minero. Pero Tío no es una películadeautodescubrimiento, sino un relato macabro y espantoso sobre cómo las creencias pueden llegar a tener una repercusión maligna en los cuerpos de los niños. La alusión al mundo del narcotráfico, sus muertos y desaparecidos afila la punta de la historia: más allá de la muerte está la atmósfera de miedo que va sembrando por donde pasa.

En Tío colabora buena parte del equipo de Outik Animation, Rita Basulto en la fotografía y León Fernández en el diseño de personajes. Esto no es un dato menor, sino que evidencia la consolidación del equipo de artistas de animación más exitoso al día de hoy en nuestro país.

Fotograma de la película "Tío" de Juan José Medina.
Tío (2021) de Juan José Medina

En contraposición al trabajo ya veterano de Outik en Tío, Fuego (2021) es una película de apenas 4 minutos realizada por las recién egresadas de licenciatura Romina Díaz y Clara Helena Cobo, en colaboración con su compañero Erick Alcántara. Esta ópera prima posee un tono similar a películas live-action como Noche de fuego (Tatiana Huezo, 2021) o Sin señas particulares (Fernanda Valadez, 2020), al contar la historia terrible del feminicidio de una mujer indígena. La película porta evidentemente una actitud de denuncia ante la invisibilización de estas violencias y lanza un grito por justicia y dignidad. Técnicamente, el trabajo de stop-motion y animación 2D evita la construcción de grandes escenografías o personajes hiperdetallados para centrarse en un mensaje donde el fuego —al igual que sucede en Las cosas que perdimos en el fuego, el célebre cuento de Mariana Enríquez—, no solo es el arma asesina, sino un símbolo de liberación y resistencia.

La claridad de la voz denunciante de las directoras en Fuego está también presente en Llueve (Magali Rocha y Carolina Corral, 2021), un spin-off del documental Volverte a ver (2020) de las mismas directoras. A través de una mezcla pertinente y provocativa de dibujo tradicional en blanco y negro con imágenes de archivo, la película presenta el testimonio de María, una mujer en busca del cuerpo de su hijo desaparecido en el estado de Morelos. Animado por el estudio morelense Animatitlán, la película asienta su simbolismo en la presencia y la manifestación del hijo asesinado a través de la lluvia. El agua que cae del cielo es, para la madre, una señal de que su hijo sigue con ella.

Fotograma de la película "Fuego" nominada a Mejor cortometraje animado en el Ariel 2022.
Fuego (2021)

Corral y Rocha ya habían demostrado en Amor, nuestra prisión una capacidad sobresaliente para amalgamar la voz en off con dibujos expresivos que, además de ilustrar, conseguían dotar a las palabras de una profundidad emotiva y simbólica poco vista en la animación mexicana. En Llueve el resultado es desarmante para les espectadores y las lágrimas con las que es muy probable terminar al final de la película no son solo consecuencia de un recurso efectista, sino la única respuesta posible ante el descubrimiento de un escenario triste, esperanzador, indignante y terrorífico por igual.

Los dos cortometrajes más problemáticos, al menos para mí, son Secretum (Javier Gutiérrez, 2021) y Mijo tiene un dinosaurio (Alfredo Salomón, 2021). El primero es una larga fábula sobre el abuso sexual infantil donde un búho es adoptado por una madrastra que comienza a acariciarlo indebidamente y construye, a partir de ahí, un secreto que el ave cargará dolorosamente hasta su adolescencia y juventud. La película, «inspirada en hechos reales», llega investida de buenas intenciones. En su página oficial de Facebook, se ha aprovechado para compartir testimonios de abuso e impulsar una campaña de concienciación sobre el tema. No obstante, Secretum vacila en lo que decide mostrar y lo que no, y al ser una fábula animal se va sobrecargando de tantos simbolismos, metáforas y alegorías que, aunado a su extensión de casi 30 minutos, se vuelve indigerible. Al final, la moraleja de liberación, reivindicación y superación personal se impone dentro y fuera de la pantalla, lo que consagra el carácter eminentemente didáctico de la película.

Fotograma de la película "Llueve" de Magali Rocha y Carolina Corral.
Llueve (2021)

Mijo tiene un dinosaurio está basada en un cuento infantil que escribió el mismo director, por lo que la película se convierte literalmente en una somera ilustración de lo que expresa la voz en off. Esta voz en off no está exenta de problemas, pues se trata de un padre que, a manera de carta, se dirige a su hijo para explicarle lo difícil que son las rupturas de pareja, las separaciones, los juicios por la custodia y las restricciones en la convivencia. Al igual que en Secretum, la alegoría-símbolo del dinosaurio oscurece la interpretación del corto y relativiza el conflicto mismo al desanclarlo de un contexto específico. Si bien puede valorarse que Mijo tiene un dinosaurio reflexione sobre el proceso de paternar desde la distancia, la recuperación de la psique masculina aquí se percibe como un ejercicio incompleto y casi reaccionario al sonar más como un reproche, antes que como un autoexamen.


La 64ª (sexagésima cuarta) entrega del Ariel se realizará el martes 11 de octubre de 2022.

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